Ensimismarnos trae riesgos de apreciación circunstancial tan lamentables como los que desafortunadamente y de manera temeraria corrió Josefina Vázquez Mota al autorizar que salieran al aire spots que contravienen tanto la reglamentación electoral, como las más elementales de las cortesías de competencia en la arena política.
Claro que estoy consciente de que mi opinión representa mil ceros a la izquierda para la señora, sin embargo plantear este asunto nos conduce a un segundo plano de análisis donde surge el tema de la equidad de género, que por razones históricas en la política nacional, de una vez conviene que la sociedad ventile.
Tanto se ha luchado en diferentes frentes mundiales para que la mujer pueda desempeñarse con libertad en el círculo de la política, que una actitud de ligereza o abuso de la condición femenina en el marco de la mercadotecnia tiene por fuerza que reservarse para ser tratado como un asunto, y punto.
Es decir, no por ser mujer, la que olvidó a los Rarámuris desde SEDESOL federal, lleva ventajas en la dispensa de atropellos cuando a todas luces, en la competencia por la candidatura, transgrede la Ley Electoral y se autodenomina candidata cuando de facto aún no lo era.
Actitudes como esa ponen en entredicho la tesis de igualdad, porque aunque nos pese, en la sociedad aún quedan vestigios de caballerosidad que obligan a tratar a las damas con pinzas, incluyendo el terreno de la competencia política.
Luego entonces cabe meditar si Josefina es una política a secas o una mujer que incursiona en la política abanderando la equidad de género mientras por debajo de la mesa se conduce abusando de su condición femenina.
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