domingo, 4 de marzo de 2012

Es inevitable dejar de ser romántico cuando los sueños de la juventud tuvieron que ver con el amor a México. Cerca de los sesenta, dedico estas líneas al ideario, a la doctrina y al pensamiento que me envolvió en mis días de rebeldía; y que hoy, un 4 de marzo más, aún no deja de cautivarme y mantenerme enamorado de la política.

Felicidades al ideario que de suyo, tiene aún rincones inéditos dedicados solamente a los que, enamorados de la Patria, se decidan con sencillez y humildad a servir desde el honroso oficio de la política. Oficio hermoso y apasionante que solamente se marchita cuando lo pervierte la avaricia.

Felicito entonces con un fuerte abrazo, no a los hombres, no a las mujeres, sino que reservo estas líneas al éter donde flotan los principios básicos, los estatutos, el programa de acción y el código de ética política del Partido Revolucionario Institucional.

Ojalá México pudiera ser gobernado por esa doctrina!

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