Sumidos en sus fracasos electorales, a los panistas (ayer priístas) reynosenses no les quedó otra que pedir a voz en cuello la cabeza del ex alcalde, a sabiendas de que fue el subejercicio presupuestal federal lo que laceró la economía de Tamaulipas y sus municipios en 2009 y 2010.
Envolver sutilmente la semilla de la duda, pasó a ser para estos panistas el deporte coyuntural del fin de la administración municipal.
Abusando de la ignorancia popular en materia de finanzas públicas, algunos ex priístas pintados de azul dan declaraciones con dolosos calificativos para promover juicios valorativos de audacia extrema, que usan como plataforma política.
Pero vayamos a la raíz. Por todos es sabido que después del triunfo electoral de Oscar Luebbert en 2007, Reynosa quedó libre del yugo panista que hoy tiene crucificado al país. Pero no paró ahí la cosa, sino que bajo la conducción política del economista reynosense, los candidatos priístas en Reynosa ganaron diputaciones federales, estatales y regidurías de mayoría relativa.
De la elección a gobernador ni para qué hablemos, porque al cumplir Oscar Luebbert con su responsabilidad política, los resultados electorales arrojaron cifras demoledoras para el partido de Felipe Calderón.
Entonces, quién en su sano juicio podría esperar mesura y recato verbal de quienes sufrieron en carne propia derrotas en las urnas durante la administración de Luebbert? Nadie, ni siquiera los que alguna vez comieron de su mano.
Los azules malagradecidos “analizan” a su manera ésta transición gubernamental convirtiéndola en nicho de oportunidad para sembrar duda y desconfianza, congraciándose así con su líder estatal que obviamente ve con buenos ojos que se censure el gran gobierno del economista egresado del Tec de Monterrey.
Lo único que no pueden, es ocultar que hayan sido 2 mil 437 millones de pesos en obras en proceso y gestionadas, lo que Luebbert dejó para Reynosa al término de su gestión; mucho menos reconocerán los panistas la inteligente actitud de conciliación institucional que asumió el ex alcalde con PEMEX PEP y que representó para los reynosenses beneficios incalculables, como la pavimentación de la Brecha del Becerro, el saneamiento de la laguna La Escondida, el Viaducto, el proyecto de ingeniería vial, la electrificación rural, los pozos de agua y las obras en la Colonia Petrolera.
Los aciertos del gobierno priísta de Luebbert hablan por sí mismos, pero para los panistas no cuentan. No ven que la conurbación Reynosa-Río Bravo haya representado millonarios recursos provenientes del FONDO METROPOLITANO; y como si no vivieran en Reynosa, los correligionarios de Fox y Calderón pasan por alto los sacrificios que se hicieron para evitar que se inundara el centro de la ciudad a causa del irresponsable manejo del gobierno federal en los niveles de agua de las presas.
Ni siquiera los panistas que tienen casas en la Colonia Del Prado reconocerían que es la Comisión Nacional del Agua la que tiene como pendiente con Reynosa, restituir los drenajes pluviales del centro de la ciudad que tuvieron que ser colapsados para evitar la inundación.
Para los panistas y demás enemigos del PRI no existen ni las obras en proceso del centro deportivo de alto rendimiento, ni la obra en proceso del hospital del seguro social que Oscar Luebbert ensambló.
Más que causar extrañeza que los panistas de Reynosa festejen el triunfo del PRD en Guerrero, debemos admirar su astucia para ocultar verdades, como por ejemplo, que el gobernador electo perredista de Guerrero, es de extracción priísta (igual que ellos).
La conclusión es que la jugada panista del momento es desestimar y minimizar todo logro alcanzado por los gobiernos priístas, engañando a la población y erigiéndose a sí mismos como paladines de la verdad y la justicia, aunque estos dos valores estén ausentes tanto en el discurso, como en los hechos del gobierno de Calderón.
La cercanía de la elección de 2012 tiene nerviosos a todos los panistas porque saben que ya se van de Los Pinos. Lástima que su temor los hará todavía cometer más atrocidades envueltas como es costumbre, de sutiles engaños panistas… como el cambio o el empleo.
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