jueves, 19 de mayo de 2011

LA MASIFICACION DEL MIEDO



Cuando la estrategia mercadotécnica de un producto es exitosa, el resultado es buena fama hasta convertirse en elemento consubstancial de los reflejos de la memoria o de los hábitos del hombre. Así le jugó el PAN a México.


El caso México entonces, merece ser analizado detenidamente a la luz del marketing, porque existe una correlación directa entre la vieja fama pacifica del país y la reciente, que se caracteriza por el incremento de situaciones de riesgo generadas por una guerra que nadie pidió. Es decir, a medida que ha crecido el miedo colectivo, el país decreció económicamente.


Al sacar a las calles, carreteras y escuelas a nuestro ejército, el gobierno federal demostró que lejos de obrar en la lógica de desactivar los delitos contra la salud mediante servicios de inteligencia, prefería arrasar con todo aquello que se moviera, provocando miles de muertes inocentes y la caída libre de la economía nacional, con consecuencias tan irónicas como incontrolables.


Así fue como llegamos a la masificación de un miedo que se ha traducido en inocultable inmovilidad social que a su vez ha detenido los engranes económicos conocidos en el pasado pacifico del país, como derrama económica.


Las cadenas productivas y la sinergia en escala del comercio se entorpecieron hasta llegar a niveles de insuficiencia de circulante y desempleo, que obligaron a los jovencitos de las clases más desprotegidas, a buscar allá, en el fondo de su pobreza extrema, los más aberrantes nichos de oportunidad para elevar su nivel de vida. Lo peor de todo, es que los encontraron.


Por su parte y en paralelo, las autoridades federales salieron a la palestra a enfatizar que con 6 mil pesos las familias mexicanas podrían obtener casa propia, auto propio y enviar a los hijos a colegios particulares.


Mientras tanto, refugiados en la telaraña de las tareas delictivas, los imberbes adolescentes mal educados durante estos últimos diez años, empezaron a obtener, por la vía de la ilegalidad, esa bonanza económica de la que Felipe Calderón se ufana preferentemente en sus viajes al exterior frente a auditorios compuestos por personas que desconocen el miedo con que vivimos a diario en México.


Y es que al negarle privilegio a los criterios de inteligencia para combatir al crimen organizado, el gobierno contrarrevolucionario abrió de par en par la puerta a una leva urbana y rural que induce a los jovencitos a prácticas que acortan severamente su esperanza de vida.


Lo anterior nos remite a preguntar de que sirve llevar la contabilidad de los jovencitos muertos a consecuencia de la guerra absurda, si los que quedan vivos siguen buscando la felicidad a través del crimen y por lo tanto están muertos en vida…?


El vergonzante e inocultable proceso de empobrecimiento educativo nos condujo al aflojamiento del tejido social y ya en el escenario de la guerra que nadie pidió, el desconcierto económico a que nos ha sometido el gobierno federal de Felipe Calderón, nos deja sin la esperanza de que al menos funcionara el amortiguador interior que todos llevamos dentro y que se llama conciencia.


Esto, porque en la mal formación de los jovencitos que hoy tienen entre 16 y 18 años, los valores morales no les fueron inculcados desde la llegada del PAN al poder federal. Hasta la agenda cívica dejó de ser parte importante de la educación.


En su estrategia de destruir la imagen y el prestigio del PRI, al PAN se le pasó la mano y se llevó de encuentro valores, símbolos patrios y hasta calendario cívico. De ahí que las celebraciones, efemérides y conmemoraciones de fechas históricamente importantes, hayan sido objeto de cambios de día y traslapes de desfiles y festejos, que terminaron por erosionar el verdadero significado de las efemérides.


Esa didáctica disfuncional a que fue sometida la generación de alumnos que iniciaron su educación primaria desde que Vicente Fox asumió la presidencia de la republica, es la que provocó que hoy no haya respeto al pasado, ni conocimiento elemental de fechas de acontecimientos históricos. Sin ir más lejos, en perversa complicidad con cadenas televisoras sin escrúpulos, hasta la vida y el prestigio personal de los héroes nacionales fueron demolidos, destruyendo así la historia, para reinventar quizás el México azul que a la derecha conviene conservar.


Entonces, sin valores nacionales, sin héroes a quienes emular u honrar y sin una guía emocional nacionalista que los ayude a frenar su decisión de optar por la mal vivencia, los jovencitos orillados a delinquir para llevar los más elementales satisfactores a sus familias, no tienen la culpa.


Finalmente preguntaríamos cuantos norteamericanos se han dejado de drogar por cada muerto inocente caído en las calles, carreteras o escuelas de un México donde no es de dudarse, el gobierno federal panista incrementará el marketing a favor de la masificación del miedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario