lunes, 30 de mayo de 2011

Calderón y la fe…

En el análisis del entorno socio político económico que nos rodea en la actualidad, uno de los temas que usualmente dejamos a un lado en ocasión de vernos distraídos por la frivolidad discursiva de Felipe Calderón, es la fe.



Entendida como la certeza de lo que no se ve, esta cualidad interior que poseen los humanos, motiva, en el marco del libre albedrio, decisiones que durante el paso del tiempo, han ocasionado inclusive que el mundo se vea colapsado.


Luego entonces, vista la fe como origen de divisiones que van desde lo relativamente espiritual hasta lo territorial, no podríamos dejar de razonar que los indicadores económicos son elementos inherentes a los criterios de dominio geográfico-doctrinal y veamos por qué.


La experiencia global demuestra que aún en la profesión de una sola fe, lamentablemente el primer conflicto que surge es la multiplicidad de doctrinas.


Entonces, como cada forma de profesar la misma fe tiene diferente lugar de origen, hasta la relación política entre las naciones llega a veces a depender de dichas doctrinas.


Es decir, no la fe, sino la forma de profesarla, crea regiones doctrinales cuyas barreras de entendimiento son aún más delicadas que las mismas fronteras geopolíticas.


Sin embargo, hace días pasó algo que no termina de asombrarme y es que sin una razón de fe o de política, simultáneamente se hayan mostrado manifestaciones de inconformidad en diferentes partes del planeta y me pregunto: si no los unía la fe y no los unía un ideal político, entonces… que los unía?


Por ejemplo, según la televisión, las miles de gentes reunidas en la Puerta del Sol en España, sencillamente reprobaban su status ciudadano y si nos fijamos, no se reunieron ahí reclamándole al gobierno… sencillamente, manifestaban su hartazgo de falta de condiciones suficientes para dignificar la ciudadanía.


Agotada su confianza en los políticos, decían ya no creer que la solución a sus problemas estuviera en manos del gobierno; y la perspectiva entonces es, que los humanos nos encontramos ante la formación espontánea de masas inconformes que tienden por reclamar otras vías de gobernabilidad.


Creo que ante un escenario tan socialmente peligroso, los mexicanos debemos analizar y definir qué estrategia que debemos aplicar para aliviar el entumecimiento de la atención gubernamental hacia la ciudadanía. Es en serio.


Una de las personas entrevistadas dijo, estar cansada de que los políticos solamente se interesaran en el pueblo para convencerlos de que voten por ellos y después, sin cumplir sus compromisos, una vez en el poder, se olvidaban del ciudadano.


Entonces, si en México son exactas las mediciones del Instituto de Evaluación Educativa que muestran que en los últimos años el nivel de aprovechamiento escolar ha bajado, tenemos enfrente a una generación que tiende a convertirse en la ignorancia mayoritaria del futuro.


Y cuidado cuando ni siquiera la fe, sea guadalupana o evangélica, pueda contener las manifestaciones de disgusto civil. Lo digo porque lamentablemente, en el estado de ánimo en que estamos la mayoría de los mexicanos a consecuencia de la guerra que nadie pidió, las promesas de campaña tendrán su última oportunidad apaciguadora en 2012.


Cuidado, porque agotada la confianza en los hombres, cuando en el interior de los ciudadanos ya no exista ni siquiera la fe, entonces la ausencia absoluta de creencias, convertirá a las masas en impredecibles y cambiantes nubes que sin dirección inteligente, podrían terminar generando tormentas sociales de consecuencias lamentables.


Si tomamos conciencia de que las manifestaciones de inconformidad ciudadana en Egipto, Siria, Yemen, España y recientemente en México, no hablan bien de quienes gobiernan actualmente, vale más que quienes se dedican a la siembra doctrinal de cualquier naturaleza, sea Guadalupana o Evangelica, lo hagan bien, porque después de la fe, ya nada podrá detener el caos de la inconformidad ciudadana.


En las elecciones de 2012, los mexicanos primeramente buscarán a quien ofrezca paz, sin importar que ésta provenga de doctrinas políticas del pasado. Sencillamente porque ya en paz, podremos producir y transitar a lo largo y ancho de la republica, cosa que hoy, no podemos hacer.


Si los panistas hoy, andan más preocupados en promocionar a Carstens y a Cordero, que en atender a la gente que no tiene para comer, es lógico entender que su ambición los sacó del enfoque de los asuntos sociales. Es más, ni se enteraron a qué hora los hijos de familias en pobreza extrema, se vieron obligados a darse de alta en actividades ilícitas y hasta cambiaron de fe.


Y es que está escrito que el amor al dinero, es la raíz de todos los males. 11 años de gobierno federal sin atender el tema social con seriedad, terminaron por agotar no solo la confianza en el PAN, sino también en la fe que lo vio nacer.

Sin importar que desde fuera culpen a Mexico de los vicios globales, vayamos los mexicanos en busca de la paz, por la via democratica. Todavia se puede componer el desajuste.

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